Tráfico ilegal de loros, águilas, halcones y otras aves, se agudiza en México.
Tráfico ilegal de loros, águilas, halcones y otras aves, se agudiza en México.
En el mundo existen un sin número de especies de aves que se encuentran amenazadas ya sea por traficar con ellas o en peligro de extinción.
A nivel internacional para el combate y tráfico que coordina la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, de la cual México forma parte y la mayoría de los países que poseen loros y aves en su territorio, se ha prohibido la importación y exportación de los loros nativos con fines comerciales.
Los loros se han convertido en un gran negocio de cientos de millones de dólares. Ninguna otra familia de aves atrae tanto interés y tanta inversión, la venta en las calles o a través de las redes sociales , mercados, o tiendas de animales y en carreteras del Estado de México no pasan desapercibido.
Este grupo de aves son usadas frecuentemente con las guacamayas para promover programas de concientización sobre el cuidado del medio ambiente; también son factores clave para el desarrollo del ecoturismo y contribuyen a la protección y conservación de grandes áreas de selvas tropicales, «su hábitat».
La simpatía y belleza de los loros, los ha llevado a ser explotados en una magnitud mucho mayor que ninguna otra familia de aves, los loros por su resistencia, longevidad y la capacidad para imitar el habla humana, son características que llaman la atención y provocan que mucha gente los tenga en el seno de sus hogares, aún sabiendo de su prohibición y las autoridades hacen caso omiso y ojos ciegos ante el problema tan visible .
Los loros son agrupados en cuatro categorías de acuerdo a su tamaño: guacamayas (géneros Ara y Rhynchopsitta); loros y cotorros (género Amazona); pericos (géneros Aratinga, Pionus y Pyrilia) y periquitos (géneros Brotogeris, Bolborhynchus y Forpus).
En México hay alrededor de 22 especies de loros, y aunque muchas personas lo desconocen e incluso las mismas autoridades hacen caso omiso, pasando el problema entre dependencias, jurisdicciones y atribuciones, todas son protegidas por las leyes mexicanas, dado que sus poblaciones han disminuido en las últimas décadas, por su captura de manera ilegal y sumado a la destrucción masiva de su hábitat natural.
También la venta de águilas de envergadura pequeña y Halcón sparverius, también conocido como cernícalo americano, han despuntado en los últimos años, tanto que la caza de estos por trampas deja a mucho ejemplares muertos o con fracturas y mutilaciones, este último se encuentra prácticamente en todo el territorio mexicano.
Está pequeña ave que caza ratones otras aves pequeñas, insectos y hasta conejos, es esencial para el ecosistema ya que también es carroñero y se suma a la familia de aves que limpian el ambiente y ayudan al combate de plagas.
Las águilas y cernícalos están cada vez más en la vista y gusto de compradores que no tienen ni idea de lo que estos animales requieren para tener una vida plena, en cuanto a las medidas de seguridad, al ser aves de caza pueden generar lesiones considerables a las personas, por ello es que a veces son hasta amputados los dedos para que no tengan uñas y se les corta el pico.
La ley ante el delito de tráfico ilegal de ejemplares, partes y derivados de flora y fauna silvestres, en conformidad con el artículo 420 fracciones IV y V del Código Penal Federal, que se castiga con pena de uno a nueve años de prisión y por el equivalente de trescientos a tres mil días multa, y se aplica una pena adicional hasta de tres años más de prisión y hasta mil días multa adicionales, cuando las conductas descritas en el presente artículo se realicen en o afecten un área natural protegida, o cuando se realicen con fines comerciales.
A sabiendas o no de la ley restrictiva de venta y compra de aves, en el Estado de México tanto ciudadanía como autoridades, continuarán, unos consumiendo y otros sin hacer nada, ante la oferta de miles de millones de pesos que genera el tráfico de animales y a causa de la desaparición de especies protegidas de aves, algunas de las en peligro de extinción.
Datos de la dependencia encargada a nivel federal de la protección de la vida silvestre PROFEPA, en el 2019 desplegó más de 84 operativos contra el tráfico ilegal de especies en distintos puntos del país y mantuvo vigilancia constante en al menos 93 Áreas Naturales Protegidas. También efectuó 1,687 inspecciones y verificaciones, así como 192 operativos de inspección y vigilancia en materia de recursos naturales de los que incautó cerca de 11 mil productos de vida silvestre, de los cuales 109 son ejemplares de flora y 28 de fauna, algunos de ellos en alguna categoría de riesgo, de acuerdo con la NOM 059.
Acciones que parecieran reflejar algunos números, sin embargo no es lo suficiente para poder controlar el tráfico de especies, un problema que se acrecienta en nuestro país y que cada vez más daña a la flora y fauna.
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