El Amor en toda su plenitud

para el amor verdadero no hay edad

El Amor en toda su plenitud, para el amor verdadero no hay edad


Por: Jaime Arriaga.

La felicidad es conocida como un sentimiento, manifestándose de distintos modos, llevando a la más alta sensación de plenitud.

Mientas recorríamos el Pueblo Mágico de Malinalco, nos llamó la atención una pareja de adultos mayores tomados de la mano, que entraban por la puerta norte del ex convento franciscano, ícono de este municipio.

Rápidamente la primera acción, fue documentar su andar desde la perspectiva trasera, para poder obtener a la pareja tomada de la mano, con el recinto católico que se encuentra en restauración y abierto en una parte al público, para recorridos controlados, después de casi ser destruido en el terremoto del año 2017.

Pasados unos minutos y llegando ya formalmente frente a la pareja de adultos mayores, platicamos de algunas aventuras de su vida, pero en especial de como es que a pesar de tener cerca de 90 años, siguen tan enamorados y, sobre todo, demostrando a su paso este gesto de felicidad mutua que se contagia de solo de verlos.

Silvino y María Margarita, se conocieron antes de formar la familia que son ahora, estudiaron hasta el tercer grado escolar, María nos platicó que ella tuvo un matrimonio previamente, sufrió de maltrato, abusos y en varias ocasiones se separó de su entonces esposo, “Un día dije ya no aguanto más”, diciendo su sentir a su cónyuge, mismo que decide irse a una comunidad de Sonora y abandonarla.

Por parte Don Silvino, tuvo una pareja pero no se casaron, situación que a María, quien es cuatro años menor, le agrado, además de que como acuerdo entre el padre de ella le dijo que se conquistará a su hija pues ella era buena mujer, entonces fue que se dieron la oportunidad y poco a poco se entendieron.

Silvino explica que no fue amor en un inicio, que la aceptó porque era una chiquilla, flaquita, “estaba bien bonita y joven”, menciona que su ex pareja de María, también le dió permiso para cortejarla, así que sin problemas el aceptó iniciar con María una historia que hoy es digna de contar.

Un día le dije a mi hermano que ya falleció, acompáñame a ver a Don Nereu, “el papá de María Margarita”, para que formalizarán la unión, -su papá me dijo- ya te dijeron bien las cosas como estan, júntate con mi hija, está joven. Y entonces… Pos nos juntamos y comenzamos a hacer cosas, íbamos, veníamos y así.

-María, detalla que Silvino era trabajador y tuvo varios empleos; tenía buen cuerpo, le regalaba cositas y que hasta hoy… toma menos que ella, “a mí me gusta tomar y no miento, siempre digo la verdad”, tomo pulque, mezcal, amargo, licor, cerveza… Yo le entró a todo. -Resalta con una risa traviesa, mientras se tornan chapeadas mejillas-.

-Silvino roba la palabra y afirma, sí…, ella aguanta más, yo me pongo mariado y ella todavía se toma otras y como si nada.

La plática se prolonga y la parte dolorosa no podía quedar fuera, con lágrimas y una voz cortante por el nudo en la garganta que se contagia, (ya a las varias personas que se han sumado a escuchar parte de la historia de esta amorosa pareja). Tuvimos un hijo, tuvo unos 16 años y tres meses, “pero un carro se lo paso a llevar”, -el nudo en la garganta fue inevitable, las lágrimas en el rostro arrugado y tierno de María, lleno aún de luz, fueron inevitables.

A pesar de su edad, a los poco más de los 70 años, los dos fueron operados en cuernavaca de los ojos, él ya casi no veía nada, ella solo con un ojo, después de la operación costeada por algunos sobrinos, ven plenamente, refieren no padecer enfermedades, salvó de la presión, un poquito.

Vivimos solos, a veces unas niñas nos visitan, “comentan que son quienes a veces son el brillo en su casa”, cuando les permiten sus padres y padrastro. Queremos a veces traerlas al pueblo, pero es imposible, porque no les dan permiso, una de ellas se queda a esperarnos en donde preparamos de comer, “cuartito de humo” nos dice la niña cierren sus cuartitos, aquí los espero, y pos nos venimos, paseamos un ratito, escuchamos la oración de medio día en la radio y después venimos a darle gracias al señor.

Al ya ser unos adultos mayores, se mentienen únicamente con los recursos de programas que el gobierno les entrega, “vivir la pandemia no ha sido nada fácil”, -pero dicen no quejarse-, compramos lo que necesitamos, gastando poco, solo somos los dos, nos acostamos juntos, despertamos, hacemos algunas cosas, tejo algunas servilletas y así, no nos va mal juntos, explican.

-Verlos con tanta energía, caminando tomados de la mano y mientras nos platican y expresan sus vivencias, es inevitable no poder dejar de ver cómo María le toma la mano nuevamente a Silvino, así en todo momento-.

“Nos aconsejan”. Que perdonemos, escuchemos a nuestros padres y a la pareja, “si me hablas despacito, te voy escuchar y a entender, pero si lo haces fuerte así te contestaré y menos te voy a escuchar”, -le decía de joven Margarita a Don Silvino-, “la felicidad se cultiva y se debe creer en un ser superior, que siempre habrá que hacer las cosas bien para poder vivir felices a pesar de lo que se nos presente, bueno o malo”.

“Aprende a perdonar, esto debe aplicar para ti y para segundas personas, no hay más liberador que vivir sin rencores”.

Después de cerca de una hora de tan amena charla con los enamorados, nos despedimos deseando mutuamente lo mejor y la continuidad de la felicidad por muchos años más a esta excepcional pareja de malinalquenses, que nos han compartido una rica historia de vida, en otro de los viajes para documentar y compartir lo bello de nuestro México.

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