El oriente se sumerge en el terror de una guerra en puertas.
El primer ministro Japonés, Fumio Kishida, y el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, mantuvieron una conversación vía telefónica ayer martes, en la que ambos condenaron en los “términos más contundentes” el disparo que consideran una violación “clara” de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y una amenaza para el pueblo japonés.
En conjunto cazabombarderos estadounidenses y aviones militares japoneses, desarrollaron maniobras conjuntas en espacio aéreo nipón, en un gesto de advertencia hacia el gobernante de Corea del Norte, Pyongyang. Un gesto bilateral por parte de Estados Unidos.
Simultáneamente, las fuerzas del comando del Indopacífico también han completado un ejercicio junto a tropas del Sur.
En él, y desde la ciudad de Gangneung, en la costa oriental surcoreana, soldados de las dos naciones han lanzado misiles balísticos tierra-tierra del sistema ATACMS -cada fuerza lanzó dos- como respuesta al disparo del Norte. Los cuatro proyectiles se lanzaron en dirección al mar de Japón/mar del Este y alcanzaron los objetivos marcados, según un comunicado del Estado Mayor surcoreano.
Esta situación intensifica los ánimos y roces en el oriente del mundo en donde se teme estalle otra guerra que sin duda pondría al planet a temblar, pues se habla de uso de armas nucleares y avanzadas para conseguir la sumisión de unas u otras naciones.
La situación mermaría la estabilidad y paz de muchas naciones que se involucrarán en el conflicto al ser parte de la ONU y OTAN, lo que dejaría en la desesperación de los mandos norcoreanos por ganar desesperadamente la batalla incluso daños colaterales.
Lo anterior preocupa y ya pone a pensar en las consecuencias globales que serían bastante complicadas, sumándose a las ya existentes, para encarecer muchos productos y servicios, dejando un severo conflicto económico global.
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